Al visitar Oaxaca se complacen todos los sentidos: tu oído estará en armonía
con la música y festividades del estado; tu vista se maravillará con sus
colosales paisajes naturales; tu tacto percibirá con agrado las texturas
artesanales; pero sin duda, uno de los sentidos que más consentirás, es a tu
gusto, con los sabores e ingredientes de una de las gastronomías más exquisitas
y exóticas de México.
Deleita a tu paladar con los suculentos platillos sazonados con la
creatividad y sabiduría de generaciones. Goza con el sabor incomparable de la
cocina oaxaqueña y date gusto probando sus deliciosas empanadas de flor de
calabaza, chilaquiles de frijol, tamales oaxaqueños, arroz chepil, o un
riquísimo pozole mixteco, descubre el inigualable sabor de sus bisteces de
cazuela y la barbacoa estilo Oaxaca acompañada con un sabroso guacamole o salsa
borracha hechas en molcajete.
Además puedes endulzar tu día con
una deliciosa nieve de pétalos de rosa, unas cocadas, un rico buñuelo, o una
deliciosa rebanada de pastel de elote con un rico champurrado, un atole de
chocolate servido en una taza de barro; y si prefieres refrescarte, puedes
tomar un agua bien fría de chilacayota, de horchata, o de limón con chía y porque
no, degustar el tradicional mezcal.
Pero si algo caracteriza el arte culinario del estado es su forma de
preparar mole, por eso los lugareños dicen: “Quien va a Oaxaca y no come mole,
nunca fue”… te invitamos a degustar sus 7 tipos de mole: el famoso mole negro
hecho con los chiles llamados chilhuacles, el coloradito, de color rojo y sabor
dulce; el estofado almendrado, elaborado con almendras, aceitunas y alcaparras;
el mole verde, que debe su color a las hierbas olorosas que lo componen; el
amarillo, creado con chiles amarillos; el colorado, con sus frutas frescas
incorporadas a una ligera salsa de mole o el chichilo, de exótico sabor debido
a la tortilla quemada con que se cocina.
El toque prehispánico en la cocina
oaxaqueña se refleja en el uso de maíz, el cual constituye el ingrediente
básico de la alimentación mexicana. Aquí se pueden degustar las memelas, que
son tortillas creadas con 4 tipos de maíces de diferentes regiones. Y si
hablamos de tortillas no podemos dejar pasar los molotes, que son elaborados
con masa, rellenos con puré de papa y chorizo, se envuelven completamente para
freírse y acompañarse con frijoles molidos, guacamole, lechuga y queso.
Y para los que no se hacen de la boca chiquita, en cualquier mercado de la ciudad se encuentran las famosas tlayudas, que son unas suculentas tortillas gigantes de maíz hechas a mano y calentadas en comal, preparadas con pollo, cecina, chorizo, y servidas con lechuga picada, quesillo, frijoles, salsa picante y hasta con chapulines, su sabor es tan fascinante que es muy común que los visitantes se lleven sus tlayudas de itacate.
Uno de los néctares que no puedes
dejar de probar es el tejate, el cual se considera muy importante en la cocina,
historia, nutrición y agricultura relacionadas con el maíz en la ciudad de
Oaxaca. El tejate se preparan con ingredientes variados como la flor de cacao,
harina de maíz de tostado, semillas de cacao fermentadas y huesos de mamey. Su
nombre proviene del náhuatl “Texatl” y significa agua harinada.
Otro de los platillos que no te puedes perder son los Piedrazos, que son triángulos de pan tostado, remojados en vinagre y sazonados con cebolla, chile en polvo y sal de gusanito.
Por todo esto y más, visita Oaxaca y saborea el sabor de todo un pueblo que mantiene viva su exquisita costumbre culinaria, donde cocinar es mucho más que preparar alimentos, es conservar la tradición de sus tierras y deleitar paladares.
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